En un vibrante enfrentamiento entre colosos invictos, que se vio temperamentalmente interrumpido durante 15 minutos, el Atlético de Madrid y el Real Madrid se quedaron con un electrizante empate 1-1 en el Estadio Cívitas Metropolitano. Este emocionante derbi español marcó también la presentación de Julián Álvarez en el terreno de juego, todo un acontecimiento en la octava jornada de LaLiga. El conjunto del Cholo, que se encontraba a la deriva en el marcador, logró arrebatar un empate épico en el último suspiro gracias a la magia del argentino Ángel Correa, quien se erigió como el héroe en el minuto de descuento.
En el vibrante escenario del Cívitas Metropolitano, el derbi madrileño comenzaba con una serenidad engañosa, hasta que el brasileño Éder Militão rompió el silencio con un gol para el Real Madrid. Sin embargo, la calma se transformó en caos cuando el árbitro Mateo Busquets Ferrer decidió interrumpir el juego por diez minutos debido a la lluvia de objetos que caía sobre el portero belga Thibaut Courtois desde la grada norte.
Una parte de la afición del Atlético de Madrid arremetió contra Courtois, el exguardameta colchonero, cuando este le entregó un objeto al árbitro Mateo Busquets Ferrer, quien estaba haciendo su debut en el apasionante derbi madrileño. En medio del encuentro, el juego se detuvo brevemente mientras Courtois limpiaba su área de diversos objetos arrojados, principalmente mecheros. Sin embargo, después de regresar al campo, el portero entregó otro objeto al árbitro, lo que llevó a Busquets Ferrer a dirigirse a la banda y ordenar la retirada de los jugadores de ambos equipos del terreno de juego.
La interrupción se produjo en el minuto 69, cuando el Real Madrid se encontraba momentáneamente en ventaja con un 0-1 frente al Atlético de Madrid. Esta pausa, que se extenderá por diez minutos, busca enfriar los ánimos y devolver la calma al terreno de juego.
El capitán Koke Resurrección fue el pionero en acudir al fondo norte para solicitar la finalización del lanzamiento de objetos, justo antes de que se detuviera el partido. Tras él, se unieron a la causa José María Giménez y el entrenador Diego Simeone, buscando restaurar la calma en el ambiente.