En el segundo partido de la fase de grupos, Inglaterra empató con Dinamarca 1-1. El gol de Harry Kane fue una jugada desafortunada para Dinamarca, pero el gol de Hulmand volvió a igualar el marcador.
Como en el primer partido, Foden y Bellingham lideraron a Inglaterra en este enfrentamiento, aunque esta vez las actuaciones de los futbolistas del Manchester City mejoraron. Trent Alexander-Arnold volvió a sorprender con su control en el centro del campo, un experimento que no dio frutos ante Serbia (0-1).
Inglaterra tuvo la ventaja desde el principio debido a su posición en la clasificación. El empate entre Serbia y Eslovenia los dejó como el único equipo que ha ganado el torneo hasta el momento. En los primeros minutos del partido, el gol de Kane cambió drásticamente el partido.
La miseria de Gran Bretaña
El gol de Umande llegó cuando Inglaterra se quedó atrás ante un ataque sostenido de Dinamarca. El empate fue justo y los daneses tenían muchas ganas de poner otro gol en el marcador. Fue un golazo, desde 40 metros, pegado al palo, algo que hubiera sido imposible para Pickford.
Inglaterra despertó tras el descanso y encerró brutalmente a Dinamarca. Primero, Saka reescribió el marcador a 1-2 tras el mal comienzo de Schmeichel, pero su cabezazo se fue desviado del poste. El disparo de Foden se estrelló con precisión en el palo, un zurdazo que recuerda al que disparó contra el Real Madrid en la Liga de Campeones.
Sin embargo, Dinamarca no se rindió y buscó el gol de la victoria en los segundos finales. Inglaterra vio llegar a su rival con mucho riesgo e incluso reclamar tiempo. El empate fue justo e hizo más feliz a Inglaterra... Southgate lo dejó claro.